miércoles, 25 de agosto de 2010

LA ARQUITECTURA RECREATIVA

Pocas actividades recreativas requieren la utilización de tipologías de edificios propias hasta que no se organizan como eventos públicos. A partir de este momento se tiene que prever la participación activa o pasiva de individuos, como ocurre con la mayor parte de los acontecimientos deportivos, funciones musicales, obras dramáticas, o en actividades privadas pero que se realizan en edificios públicos como baños, museos, bibliotecas.
A través de la Historia, la necesidad de entretenimiento es una constante en el hombre; el tipo de entretenimiento puede cambiar dependiendo de la cultura de la clase social, del grupo religioso etc., pero, al igual que ocurre con la arquitectura doméstica, la necesidad de una arquitectura destinada a las actividades de ocio y recreación con carácter público es constante. Esta arquitectura debe responder a diferentes necesidades, si la participación del individuo es pasiva, debe poder ver y oír cómodamente, si su participación es activa, debe encontrar los espacios requeridos para desarrollar la actividad elegida.
En la mayoría de las culturas la institucionalización de las actividades de entretenimiento tiene su origen en los ritos religiosos, desde los cuales gana independencia.
Existen actividades recreativas que han creado unas tipologías arquitectónicas específicas. Tal vez una de las más destacadas y constante sea el teatro. El teatro como actividad y como tipología arquitectónica tiene su origen en Grecia, con los ritos del dios Dionisos. En un primer momento los teatros fueron instalaciones temporales y al aire libre, donde se utilizaban las cuestas y las curvas naturales de las laderas para atraer al espectador y evitar la necesidad de subestructuras. Lentamente estas estructuras se hicieron permanentes.



Teatro romano, escena. Mérida. Badajoz

El teatro se monumentalizó y se modificó con los romanos; la utilización de arcos y bóvedas permitió la construcción de gradas inclinadas para los espectadores en terrenos llanos. En la Edad Media, fueron los templos y ciertas estructuras temporales los que se utilizaron para la representación de obras teatrales. En el Renacimiento la tipología de edificio revivió con la misma tipología que el romano, el mejor ejemplo es el Teatro Olímpico de Andrea Palladio en Vicenza.
El siglo XVII desarrolló nuevas formas de actividad escénica, la ópera, el ballet, el teatro. Por tanto, la tipología de edificio se renueva y se adapta para satisfacer la necesidad de distinción de las clases económicamente superiores, así se construyen teatros como el Farnese en Parma, o el Residenztheater en Munich.
La tipología del edificio se fija en una estructura de plano inclinado hueco, donde se acomoda la grada rectangular o en herradura, con una cubierta permanente que permite una iluminación artificial.
De características muy parecidas al teatro es el Auditorio que se suele distinguir del primero por una ausencia de los elementos propios de la escena y por tener un mayor tamaño y capacidad. Los auditorios se suelen destinar a conciertos de todo tipo y a grandes concentraciones de personas para escuchar a uno o varios individuos. Como una derivación propia de la tipología del teatro, en los años centrales del siglo XX tuvieron un gran auge los cines, que suelen presentar una zona de gradas y una zona de escena, pero sin la misma.
En cuanto a los recursos deportivos, la práctica del deporte, y sobre todo la idea de la competición pública de esta práctica y el convertirla en una diversión pública, es propia del mundo clásico. En Creta y en Grecia el deporte fue una actividad sumamente valorada, aunque las instalaciones propias para su cultivo, como arenas deportivas, circuitos o piscinas son más características del mundo romano, que creó tipologías de edificios específicas destinadas a esta actividad, como el circo destinado a las carreras de carros, el estadio o el anfiteatro.
La tradición clásica del deporte quedó interrumpida en la Edad Media y, aunque se retomó la práctica deportiva como tal en el Renacimiento, no fue hasta el siglo XIX cuando se volvió a convertir en un espectáculo y un entretenimiento público. En la actualidad los diseños de estadios y pistas de arena difieren relativamente poco de lo que fueron el Coliseo romano y el Circo Máximo, aunque se ha reforzado la construcción de grandes tribunas. Destacan el estadio de Florencia, el de Helsinki, o el de la Universidad Autónoma de México. Los deportes que no tenían ningún precedente en la antigüedad clásica, como el baseball, han creado estructuras arquitectónicas que son variaciones del estadio.
Los edificios públicos de Museos y Bibliotecas tienen su origen igualmente en la antigüedad clásica, aunque también aparecen sin ninguna conexión en la antigua China y Japón. Los ejemplos más tempranos se encuentran en la acrópolis del Pérgamo helenístico y del Éfeso romano.


Galería de los Uffizzi en Florencia (Italia).
Durante la Edad Media, los museos fueron inexistentes, no así las bibliotecas, que se recogieron en los monasterios y en ellos se destinó una estancia propia a su custodia. Fue en el Renacimiento y en el Barroco cuando estas actividades cobraron una enorme vigencia. Las grandes colecciones de objetos curiosos, antiguos o de obras de arte son el precedente real de nuestros actuales museos, y ya desde el Renacimiento se construyeron zonas especiales destinadas a la exhibición de los mismos, aunque siempre de carácter privado. El ejemplo más conocido es la Galería de los Uffizzi, destinada a la exhibición de la colección de obras de arte de los Medicis. Igualmente las bibliotecas, que desde siempre habían sido custodiadas en salas especialmente destinadas para alojarlas, adquieren ahora un auge mayor; la más representativa es la Biblioteca Laurenziana proyectada por Miguel Ángel.
Pero este tipo de actividad no se hizo pública hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX y fue en este momento cuando se construyeron edificios específicos destinados a Museos o Bibliotecas. Adquirieron, sobre todo los primeros, un gran protagonismo en la arquitectura del siglo XX. Entre ellos destaca el Museo Guggenheim de Frank Lloyd Wright en Nueva York, aunque la importancia concedida a estos edificios hace que la totalidad de los grandes arquitectos de la segunda mitad del siglo hayan participado en proyectos de este tipo, desde Mies y Kahn hasta Stirling, Venturi, Moneo, Piano, Meier o Gehry.

Fuente:salonhogar.net/Enciclopedia/NE_Arquitectura2.htm

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Estadisticas